En el siglo XVII, Sevilla era la segunda ciudad más importante de España, tras Madrid. Al ser la sede de la Casa de la Contratación, todo el comercio que llegaba de América pasaba por su puerto, generando una ingente cantidad de riqueza. En esta alegre y bulliciosa ciudad nació el pintor más genial de todos los tiempos, don Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, en el año 1599.